Ray Loriga.
‘El hombre que inventó Manhattan’
El Aleph Editores, 2004
188 páginas
Precio 19,95 €
La boca de los escenarios de la ficción literaria tiene tantos metros de ancho como lugares hay sobre la tierra, y fuera de ella. El espacio para inventar historias puede ser tan pequeño como un bolsillo o tan grande como el mundo entero, no sólo el nuestro, sino cualquiera. Las ciudades son caldo de cultivo perfecto para desarrollar fantasías, ficciones novelescas que representen historias reales o no: lógicas o disparatadas, serias o paródicamente irónicas. Los elementos imprescindibles en estas historias urbanas: las personas que pululan por sus arterias y dan movimiento a sus calles. Entes cambiantes, susceptibles, moldeables, estropeados o inocentes. Loriga lo sabe. Y ha inventado uno de estos repertorios de fantasías reales. Manhattan como centro social, la sociedad como centro urbano. Nueva York es ese cajón de sastre (como Madrid, México DF, Tokio, como cualquier ciudad capital) donde se entrecruzan las realidades más distintas y de esa trenza va saliendo un tejido infinito de inquietudes y de actitudes. La ciudad como región, como escenario. El escritor madrileño hace un ejercicio de estilo para encontrar su Macondo particular (su Yoknapatawpha, su Regíon, su universidad de Miskatonic, su Tierra Media). Y lo hace en el entramado de calles de la gran manzana. Los personajes: inmigrantes desencantados, creadores mediocres, yuppies ridículos, voyeurs, periodistas, femmes fatales, en fin, el elenco de actores y actrices que pueblas todas las calles de todas las ciudades cada mañana. Ray Loriga, guionista, director de cine, poeta, narrador, propone con este libro una brisa fresca en el panorama literario español, sin presunciones, con sencillez, haciendo uso de una literatura personal plagada de evocaciones mediáticas (cine, tv), Manhattan no puede describirse de otro modo.